Casona situada en la zona más céntrica de Villaviciosa, fue restaurada con mucho detalle por sus actuales propietarios a finales del siglo XX.
Presenta dos alturas y una torre lateral que le aporta una altura más. Con cubierta a dos aguas realizada en teja, utiliza materiales de gran prestancia como el granito para decorar su fachada, enfoscada y pintada en blanco. La disposición de sus ventanas es simétrica encontrándose una de las puertas de acceso, la principal, en la zona de la torre y la otra al otro extremo, con acceso a la zona ajardinada.
Su primer propietario fue Bernardino Núñez Arenas (1806 - 1865) por el que adopta su nombre esta villa.
Bernardino Núñez Arenas fue profesor y, más tarde, director de la primera Escuela de Ingenieros de Montes de España en 1850, que se ubicó en El Castillo de Villaviciosa de Odón en 1848. Esta escuela formó a ingenieros de montes, siendo su laboratorio de prácticas el entorno natural de El Forestal, situado junto a El Castillo. Otra de sus facetas fue el periodismo, escribiendo artículos políticos y financieros, llegando a ser director de su propia revista. Además, trabajó en la Hacienda Pública desde donde llegó a ser Diputado en Cortes por varias provincias. Entre 1854 y 1856 fue Jefe Superior de Administración y Consejero Real de Agricultura, Industria y Comercio. Fue fundador del Banco Español de Ultramar con socios tan vinculados a Villaviciosa de Odón como: Bernardo de la Torre Rojas, Francisco Mellado, José María de Monreal, Joaquín Campuzano, etc. Fue miembro de la Sociedad Económica de Amigos del País y del Liceo Artístico y Literario de Madrid, junto a gran parte de los poetas románticos de la época como Espronceda o Larra. Escribió en 1831 “El siglo XVI en Francia o Uline de Montpensier” y “Cartas sobre la existencia y conservación de los montes” en 1854, donde defiende que los propios bienes municipales no sean enajenados ni vendidos.
Entre alguna de sus curiosidades se encuentra que Bernardino Núñez Arenas fue consuegro y socio de Francisco de Paula Mellado, quienes tenían una empresa de fundición de letras de molde para imprenta. Este último fue un gran editor de obras de la época del Romanticismo y del Realismo español. Gracias a la mediación e influencia de estas dos personalidades, la línea de ferrocarril se desvió de Villaviciosa de Odón a Móstoles y se consiguió una salida a la carretera nacional de Extremadura para Villaviciosa.