En la plaza de la Constitución se erige, desde 1852, el edificio que alberga la Casa Consistorial.
En 1996, este edificio se reconstruye totalmente, pero mantiene idéntico su diseño y estilo. De trazas neoclásicas, tiene una distribución simétrica en torno a su puerta central con arco de medio punto y un balcón corrido en la primera planta con barandilla de forja y sujeta sobre mínimos jabalcones.
La fachada está enfoscada y pintada en blanco con un zócalo de color gris. Las ventanas se recercan con una franja sobresaliente. Entre la primera y segunda planta hay una imposta de moldura que las separa.
El tejado está inclinado a cuatro aguas con teja curva roja y alero de madera con canecillos también en madera.
Sobre la cubierta se encuentra una torre del reloj, que mantiene el mismo color blanco y se remata con un hastial de forja que encierra una campana y está coronado con una veleta.
El edificio es muy austero y con escasos elementos decorativos en su fachada pero su interior es mucho más cálido y acogedor, donde predomina la decoración en madera. De gran elegancia es el Salón de Plenos y su patio interior, con un pequeño estanque y una fuente decorativa.
En el vestíbulo principal, se pueden admirar las reproducciones de algunos de los cuadros que el pintor Francesco Battaglioli pintó a mediados del siglo XVIII. En ellas, aparecen distintas escenas de la corte de Felipe V con el paisaje de la Villaviciosa de la época (copias cedidas por el Museo Vanderbilt de Nueva York).
En la primera planta se encuentran dos magníficos retratos de los reyes eméritos, don Juan Carlos y doña Sofía. Son obra de Félix Revello de Toro, reconocido artista de prestigio internacional, académico de las Academias de Bellas Artes de San Telmo y Santa Isabel de Hungría y miembro de la Academia de Ciencias y Artes de Barcelona. Revello del Toro es conocido, ante todo, por ser un gran retratista, género en el que ha plasmado a importantes personajes de la historia contemporánea.
La escalera de acceso a la primera planta se reconstruyó de forma idéntica a la primitiva. Situada en el centro de la estancia de entrada, toma un papel predominante sobre la misma.
La plaza de la Constitución tiene una forma de rectángulo abierto aunque, hasta hace no muchos años, en el espacio que la plaza abre hacia la calle Mayor, había un sencillo edificio, “del baile”, hoy ya desaparecido.