Este singular edificio, que está enclavado dentro de unos umbrosos jardines, se construyó en 1860 bajo la dirección del arquitecto don Manuel Gallo y Sibes.
Concebido con una altura total de 13,5 metros, se conservó sin alteraciones hasta la Guerra Civil, donde perdió la torrecilla y los adornos de ladrillo y madera de la fachada.
En 1973, se completó su restauración a cargo de su entonces propietaria, doña Laura García Noblejas y Brunet, respetando su configuración original.
Hoy día forma parte del patrimonio municipal y esta destinado a actividades diversas.